Es un símbolo celta representado por dos serpientes entrelazadas entre sí.
Significa la fuerza y todas las cualidades del elemento Tierra, y es por esta causa por la que este símbolo nunca debe ser tocado por el agua ya que de hacerlo su poder se reduciría drásticamente.
Representa lo desconocido, el guardián de todos los tesoros escondidos en la Tierra y la personificación de la sabiduría.