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Oppidum de Encina Hermosa
Ibero, Romano
o Poblado de Cabeza Baja de Encina Hermosa.
Se encuentra ubicada en la cima del Cerro Cabeza Baja.
Se trata de una meseta alargada que presenta en todas direcciones pendientes abruptas y se halla rodeada por dos hoyos, convirtiéndose así en un lugar estratégico que facilita el control del territorio desde el punto de vista de defensa y explotación.
La primera ocupación del yacimiento se remonta a la Edad del Cobre en su fase final, como lo demuestran las cerámicas realizadas a mano, fundamentalmente platos de borde engrosado, cuencos y cazuelas.
Balneario y restos romanos.
Se ha identificado con Ipolcobulcula.
Fundado en un momento tardío de la cultura ibérica
Fortificado por una muralla que circunda el área
Alcanzó su desarrollo en la etapa altoimperial romana, en el s. I de nuestra era.
En 1986 un equipo arqueológico intervino en el sitio.
Debió de ser un gran centro poblacional, con un considerable peso sobre su entorno
Se trata de un poblado fortificado amesetado, un oppidum, de nueve hectáreas.
Los restos de fortificación a pesar de la erosión y expoliación, se observan aún.
Una gran torre cuadrada de la que se conservan los sillares de la primera hilada localizada en el extremo suroeste y los restos existentes en los puntos menos abruptos y mas débiles de la meseta no dejan lugar a dudas sobre la importancia que debieron tener estos restos.
Debió de pertenecer a ese grupo de asentamientos que ocuparon durante el II antes de Cristo el sur de la provincia de Córdoba y Jaén.
La colonización de estas tierras debió realizarse desde puntos de la Campiña Baja de Jaén, es decir desde Porcuna. Podría decirse que fueron los túrdulos de la Ipolca ibérica o lo que es lo mismo de la Obulco romana, los fundadores del asentamiento. El hallazgo en las proximidades del lugar de un inscripción sobre un ipolcobulquense y el gran tamaño y papel desempeñado por el sitio apuntan a este hecho.
Después de gozar del citado momento de esplendor en la etapa altoimperial fue abandonado súbitamente, que llevó a sus habitantes a partir sin apenas recoger sus pertenencias.
En la base del cerro aparecían una serie de restos de cerámica a mano.
Aunque no existió un poblamiento continuado y si hubo una colonización en el siglo II antes de Cristo
Las edificaciones más frecuentes tienen planta rectangular con paredes construidas con parejo irregular, revocadas y estructuradas en rojo, o bien encaladas, presentando algunos de estos edificios una superposición de pavimentos tabernae.
La dispersión de los materiales en superficie ocupan toda la meseta.