Aunque desde la invención del telescopio ya se había pensado en la posibilidad de la mejora que podría suponer un telescopio de doble lente, los primeros prismáticos se considera que se deben a Ignacio Porro un italiano que obtuvo una patente en 1854 que no tuvo mucho éxito.
Posteriormente el alemán Ernst Abbe en la Feria de Comercio de Viena presentó un modelo muy parecido al de Porro pero que tampoco tuvo demasiado éxito, veinte años más tarde el propio Abbe junto con el químico Otto Schott pudieron presentar un modelo viable y superar todas las dificultades técnicas que anteriormente habían hecho desechar el invento, sobretodo en cuanto a la calidad del vidrio.
Finalmente la empresa alemana Carl Zeiss en la que trabjaba Abbe consiguió la patente para este país, en la descripción de esta se podía leer que el objeto era un telescopio doble con una distancia doble al objetivo. Su comercialización fue inmediata y siete años después de su invento en 1900 ya se habían vendido alrededor de 10000 prismáticos.